Pizarra de Galicia, arquitectura, tradición y modernidad

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El uso de la pizarra en construcción en Galicia es tan antiguo como el nacimiento de la propia construcción. La necesidad de crear refugios para resguardarse de la intemperie originó la historia de la construcción, y con ella, el uso de los materiales que estaban más a mano, y la pizarra estaba entre ellos. Este material ya se puede observar en algunos dólmenes y tumbas antiguas, lo que ofrece una idea de la importancia que podía tener la pizarra en construcciones sagradas. La trascendencia y repercusión de este material es una realidad desde el origen de la civilización galaica hasta la actualidad.

Desde la prehistoria, la vida de la pizarra ha estado marcada por una constante evolución en sus usos y tareas de extracción. Con el paso del tiempo, la importancia de este material ha ido en aumento tanto en actividades arquitectónicas como industriales. Los trabajos extractivos han evolucionado desde el autoconsumo primitivo, hasta la mecanizada y productiva explotación industrial destinada al comercio interior y exterior que actualmente se conoce como industria pizarrera.

De forma paralela, la manera en que la pizarra se emplea en arquitectura ha avanzado también. Así, de un primitivo apilamiento de unas piedras sobre otras, se ha evolucionado al uso de grandes placas de pizarra de escaso espesor presentes en algunas de las obras de la arquitectura moderna más representativas.

El uso de la pizarra en los castros

En los castros va a encontrarse el primer uso conocido de los muros de pizarra. El material usado en estas construcciones se encuentra poco o nada elaborado debido a las técnicas rudimentarias empleadas tanto para su obtención como en su elaboración y posterior colocación.

La arquitectura doméstica se va a realizar en un primer momento con mampostería de muy baja calidad, pero que irá evolucionando hasta la aparición de muros de pizarra cuidados y técnicamente adecuados. La aparición de un instrumental de cantería más apropiado y cualificado se traduce en el empleo de soluciones arquitectónicas más variadas y de cierta calidad.

En el interior de las viviendas, la pizarra también toma un protagonismo especial puesto que aparece en el lugar más importante de la casa, el lar, que va a estar construido con una sencilla losa de pizarra para delimitar el espacio y que, además, va a proporcionar calor latente gracias a su elevada inercia térmica y a evitar que el fuego se extienda a lo largo del suelo de la cabaña.

Habrá que esperar varios siglos para ver la pizarra en las cubiertas de los edificios y para que se utilice por primera vez en las cubiertas de las típicas viviendas rurales gallegas.

La pizarra en viviendas y construcciones populares

Tras el abandono de la vida en los castros, la dispersión de la población fue aumentando. Desde la repetición de las disposiciones castreñas, pero dejando a un lado el carácter fortificado de los castros, la separación entre viviendas aumenta hasta llegar a la típica vivienda rural aislada.

Un ejemplo de ello es la palloza, el modelo de vivienda que surge después de los castros. Se trata de la edificación rural gallega más antigua y es un reflejo de cómo era la antigua cabaña celta. Su apariencia es similar a la de las viviendas de los castros. El muro de pizarra se comienza a construir sobre una cimentación formada por losas de pizarra de dimensiones superiores a las del muro mediante una técnica bastante rudimentaria y acabados irregulares. En el centro del espacio habitable de la palloza se encontraba el lar, formado por varias losas de pizarra, algunas veces a ras de suelo y otras a unos 10 o 15 centímetros por encima. La utilidad de estas losas de pizarra era la misma que en los castros: limpieza, inercia térmica, funcionalidad y acotación de espacios. Sobre el lar comienza a aparecer el ‘caínzo’, un entramado de palos de madera situado sobre la lareira en el que se colocaba una losa de pizarra de grandes dimensiones y poco grosor, que evitaba que alguna chispa pudiese incendiar el techo.

La continua romanización de la cultura galaica va a propiciar, poco a poco, la aparición de la vivienda rural gallega. Existen varias tipologías dependiendo de su ubicación, pero por lo general todas siguen el mismo modelo tradicional surgido de la unión de la tradición castreña y la romanización. De este modo, las cubiertas cambian su armazón de madera recubierto con paja por, en un primer momento, pizarra, y posteriormente teja cerámica, que acabará siendo conocida como teja del país. La pizarra se va a convertir en el elemento arquitectónico que determine las construcciones del este de Galicia.

  • La vivienda de las sierras se localiza en las sierras de O Courel y de Os Ancares. Se trata de edificaciones que aún utilizan recursos de las antiguas pallozas, como la mampostería de pizarra de muros secos en los cerramientos. Además, las jambas y los dinteles se solían construir con madera al no encontrar losas de pizarra adecuadas para ello, aunque si se encontraban, estas losas eran colocadas sin labrar lo más mínimo. Por su parte, las cubiertas se realizan utilizando grandes losas de pizarra cortadas de forma rudimentaria y colocadas de forma muy elemental, sin más sujeción que si propio peso. Todas las cubiertas van a ser simples y realizadas a dos aguas. En estas construcciones ya se puede observar la importancia que empieza a tener la pizarra pese a que aún cuenta con numerosos elementos heredados de las cabañas celtas.
  • La vivienda de las llanuras lucenses se ubica en las comarcas de Sarria, Terra Chá y Monforte de Lemos. En estas edificaciones, los muros van a estar construidos con una pizarra mal fraccionada y con losas de poco espesor. Destacan las jambas, dinteles, alfeizares y tornalluvias realizados con filas de losas de pizarra muy bien trabajadas. Las cubiertas van a ser de un entramado de madera apoyado en los muros portantes, por lo que la cubrición se comienza a hacer a cuatro aguas. Sobre esta estructura aparecen las losas de pizarra como método de impermeabilización.
  • La vivienda del Baixo Miño, típica de la zona oeste de Ourense, se caracteriza por tener unos muros de mampostería realizada con piezas de pizarra de buen tamaño. Estos muros se forman con pequeñas losas, unas por encima de otras sin mortero o con algo de barro para cimentarlas. En ocasiones, en los esquinales y en los huecos de las ventanas y puertas se colocan losas de pizarra de mayor tamaño, hasta el punto de llegar a combinarlas con piezas de cantería de granito.
  • La vivienda marinera, localizada en la zona de las Rías Baixas, le otorga un menor protagonismo a la pizarra. Se puede observar este material en las casas con corredor, formado por grandes losas de pizarra apoyadas sobre ménsulas de madera o piedra y un rudimentario antepecho de madera o una simple balaustrada con apoyos que ensamblan en unas columnas del mismo material que sustentan tanto el corredor como la cubierta del mismo.

Además de en todas estas edificaciones, podemos apreciar el uso de pizarra en los muros y cubiertas de los molinos, los galpones agrícolas, los pajares, los palomares, hornos y bodegas, fuentes, pozos, lavaderos, las cubiertas de los hórreos, el solados de caminos, puentes e incluso como elementos delimitadores de fincas.

La arquitectura civil y la pizarra

Dentro de la arquitectura civil hay dos ejemplos muy representativos de la cultura gallega: la Muralla de Lugo y los faros que recorren toda la costa gallega.

  • La Muralla de Lugo es, sin lugar a dudas, una de las obras de tiempos pasados más importante que ha llegado a nuestros días. Esta construcción fortificada fue construida por los romanos en el siglo III. Se trata de la una de las edificaciones romanas mejor conservadas, ya que su aspecto actual poco difiere del antiguo. La muralla está construida por medio de bloques de granito y pizarra apilada en forma de muro.
  • Los faros de la costa gallega solían ser construidos en piedra con una cubierta de pizarra, con una torre octogonal donde se situaba el faro y una vivienda anexa.

El uso de la pizarra en la arquitectura contemporánea

La arquitectura contemporánea de Galicia está plagada de importantes ejemplos de cómo se debe utilizar la pizarra, y la piedra natural en general, según los criterios de la modernidad. Para poner tres ejemplos, hablaremos de la Domus de A Coruña, el Palacio de Congresos de Pontevedra y el Centro de Control de Túneles de Piedrafita (Lugo).

  • La Domus o Casa del Hombre, inaugurada en 1995, es fruto del trabajo del arquitecto japonés Arata Isozaki y el gallego César Portela. Se ha convertido en un ejemplo de cómo se deben armonizar las técnicas constructivas modernas con los materiales más tradicionales. La monumental fachada de pizarra se sitúa en lo más alto del macizo de granito sobre el que se asienta el edificio, ofreciendo la imagen de un barco con su gran vela extendida. Se realizó con losas de pizarra verde de Pol, sujetas mediante fijaciones metálicas de acero inoxidable a los paneles de hormigón prensado. La cubierta se remató con losas de pizarra tomadas con mortero de cemento sobre una losa formada por paneles aligerados. Los pavimentos y determinadas zonas interiores se recubrieron con losas de pizarra, al igual que la célebre escalera. La Domus es un claro ejemplo de la importancia de elegir materiales naturales, como la pizarra y el granito, para garantizar unas perfectas condiciones de durabilidad, conservación y mantenimiento.
  • El Palacio de Congresos de Pontevedra es obra del arquitecto toledano Manuel de las Casas. Los pavimentos y las cubiertas de las pareces se realizaron con pizarra debido al carácter versátil del material para usarlo tanto como una roca natural tradicional o como un material moderno y de representación artificial. Gracias a la diversidad de labras presente y a las técnicas utilizadas se consiguió dar al edificio una imagen de pertenencia al paisaje que lo rodea.
  • El Centro de Control de Túneles de Pedrafita (Lugo) es un singular edificio realizado por el arquitecto coruñés Arturo Franco Taboada. Situado en el altiplano de la aldea de O Cebreiro, con su construcción, se consiguió aunar a la perfección el paisaje con un edificio moderno y funcionalista. El edificio está formado por dos grandes cubos rectangulares de hormigón armado colocados el uno sobre el otro en forma de cruz. Toda la cubierta exterior está recubierta con grandes losas de pizarra, excepto las testas de los cubos, que se encuentran totalmente acristaladas. Este edificio pretende evocar a la tradición autóctona mediante el uso del material protagonista de la zona: la pizarra.

En este repaso por la evolución de un material como es la pizarra en Galicia, queda patente su innata relación con la cultura, la tradición y la arquitectura gallegas. La pizarra va a representar tanto tradición como modernidad, pero siempre con la calidad que la caracteriza por delante. Sin duda, la historia arquitectónica de Galicia no hubiera sido la misma sin que los primeros pueblos que habitaron la zona no comenzaran a usar la pizarra.

 

Autor: Minaría Sostenible de Galicia
Fotografía: Desconocido
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