El Museo del Prado exhibe cuadros que grandes pintores del renacimiento realizaron sobre Piedra. Es la primera vez que dedica una muestra en España y y de las pocas que se han realizado en el mundo de óleos realizados sobre pizarra o mármol banco porque su dificultad y el tiempo que requería la técnica nos han dejado muy pocas obras. En el Prado lucen espectaculares dos de la mano de Tizziano
¿Qué puede llevar a un pintor del renacimiento a plasmar sobre piedra una pintura al óleo? Su deseo de eternidad, la fascinación por el mundo clásico y el afán de innovación. Es la tesis que sostiene Ana González Mozo la comisaria de la exposición “IN LAPIDE DEPICTUM. Pintura italiana sobre piedra, 1.530-1555”, una muestra con escogidísimas piezas que nos abre a un mundo poco conocido. “Elegían la piedra por su deseo de que su trabajo durase eternamente, por la competición con la naturaleza y sobre todo por esas propiedades tan especiales que tiene: permite representar los cuerpos de otra manera. Las técnicas pictóricas en estos momentos estaban estancadas y necesitaban captar la atención del público”.
La piedra lo permitía. Pero, ¿qué tipo de piedra utilizaban? “Utilizaban sobre todo pizarra, porque incorpora la luz y la oscuridad. El mármol blanco solo lo encontramos en la dolorosa que Tiziano hizo para Carlos V, y es mármol clásico. La pizarra tiene un pigmento grafítico que absorbe la luz y en su estructura, hojitas de mica que la difunden. Intentaban reproducir lo que cuentan los textos clásicos sobre la falta de nitidez que tiene el mundo natural y, cuando incide la luz natural en la pizarra trabajada con óleo, se crea un resplandor difuso que envuelve toda la imagen”.
Mucho se ha especulado sobre la técnica que Tiziano, Daniele da Volterra, Leonardo Bassano y Sebastiano del Piombo (el primero que tuvo éxito con el nuevo material) utilizaban para plasmar el óleo en la pizarra o el mármol. Ana González Mozo, nos lo desvela: “Recurren a técnicas del mundo griego. Hay que calentar la piedra y ungirla con mezclas de aceites y de resinas fundidas que aplican a la pizarra, y con calor vuelven a extenderlas para que sequen bien. Así, evitan que se desprendan y sobre ello poder empezar a pintar”. Esa dificultad y lo lento de los procesos es la razón por la cual hay tan pocas obras.
En el Museo del Prado encontramos una buena representación de esta técnica: el Ecce Homo que Tiziano regaló a Carlos V pintado sobre pizarra y la Dolorosa, pintada sobre un trozo de mármol blanco arqueológico, el último encargo que le hizo el emperador, destacan de manera sobresaliente.
La exposición además contextualiza las obras renacentistas: hay ejemplos de los materiales puros sobre los que trabajaban los artistas, fósiles que tienen entre 300 y 400 millones de años y una piedra de lapis dspecularis (yeso selenítico) del siglo I. También una pintura sobre piedra grecorromana datada entre los siglos I antes Cristo y I después de Cristo, préstamo del museo Arqueológico de Nápoles, uno de los poquísimos ejemplos que se conservan de pintura clásica sobre mármol. El museo del Prado nos ofrece un paseo por una fascinante y poco conocida faceta de los grandes pintores italianos del Siglo XVI.
Fuente : www.cope.es – Abril 2018