La pizarra fue protagonista durante la séptima edición del congreso internacional Global Stone Congress, celebrado en Batalha (Portugal) esta semana. Este congreso reúne cada cuatro años a los más destacados expertos en el mundo de la piedra natural, minería, arquitectura y patrimonio pétreo. Por ello, el Clúster de la Pizarra, con sede en Carballeda de Valdeorras, estuvo presente.
Fue Víctor Cárdenes, profesor del Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo, el encargado de presentar el estudio que pone el foco en la pizarra y su resistencia frente al cambio climático, con el patrocinio y colaboración del Clúster de la Pizarra de Galicia. El profesor quiso dar a conocer a los presentes el impacto del cambio climático en la pizarra para cubiertas, concretamente. Un impacto que resultará ser mínimo debido a la composición de la pizarra: “El principal problema es el medio ácido, al que resiste la pizarra debido a sus minerales metamórficos”, señaló Cárdenes sobre “los tres grupos de minerales -cuarzo, cloritas y micas- resultantes del proceso geológico del metamorfismo, el cual a su vez ha formado la estructura densa y compacta que tiene la pizarra”.
Sin embargo, “ocasionalmente pueden aparecer otros minerales en pequeñas proporciones que pueden alterarse en ambientes ácidos”, alertó el investigador. “Los carbonatos se alteran a yeso, formándose costras blanquecinas, mientras que los sulfuros de hierro se transforman en óxidos de hierro, creándose regueros de color rojizo que pueden deslizarse hacia abajo del tejado”, explicó.
A pesar de este riesgo, el análisis de este estudio reveló que estas alteraciones, producidas tanto en épocas históricas como recientes, “implican poco o ningún efecto en la durabilidad de esta roca”, asintió Cárdenes durante la exposición de su investigación. De esta manera, el profesor de Geología llegó a dos conclusiones directas con este estudio de la pizarra ligada al cambio climático: “Se confirma lo observado sobre la durabilidad y estabilidad de la pizarra, y, por otro lado, se deduce que el impacto del cambio climático sobre esta durabilidad va a ser nulo o insignificante”, remató Cárdenes en el congreso celebrado en Portugal.
El actual cambio climático afecta también, más allá de los ecosistemas y poblaciones, al patrimonio arquitectónico. “Uno de los efectos es el incremento de la acidez de la atmósfera, mostrándose en lluvia ácida, lo que afecta a plantas, animales y rocas”, señala Cárdenes, quien recuerda que esas rocas se pueden emplear para la construcción. “Esa lluvia ácida ataca a las rocas, pudiendo hacer que se disuelvan, lo que supone un serio problema, tanto para los edificios pertenecientes al patrimonio histórico como para los nuevos edificios”, añade.
A pesar de este riesgo, el análisis de este estudio reveló que estas alteraciones, producidas tanto en épocas históricas como recientes, “implican poco o ningún efecto en la durabilidad de esta roca”, asintió Cárdenes durante la exposición de su investigación. De esta manera, el profesor de Geología llegó a dos conclusiones directas con este estudio de la pizarra ligada al cambio climático: “Se confirma lo observado sobre la durabilidad y estabilidad de la pizarra, y, por otro lado, se deduce que el impacto del cambio climático sobre esta durabilidad va a ser nulo o insignificante”, remató Cárdenes en el congreso celebrado en Portugal.
El actual cambio climático afecta también, más allá de los ecosistemas y poblaciones, al patrimonio arquitectónico. “Uno de los efectos es el incremento de la acidez de la atmósfera, mostrándose en lluvia ácida, lo que afecta a plantas, animales y rocas”, señala Cárdenes, quien recuerda que esas rocas se pueden emplear para la construcción. “Esa lluvia ácida ataca a las rocas, pudiendo hacer que se disuelvan, lo que supone un serio problema, tanto para los edificios pertenecientes al patrimonio histórico como para los nuevos edificios”, añade.
Fuente: LaRegion.com
Autor: La Región
Fotografía: Desconocido