Teatro, música, radio y mucho cine comparten el Walk of Fame (paseo de la fama) de Hollywood, y no en un pavimento cualquiera. La superficie que reúne a más de 2.000 estrellas –entre ellas ilustres españoles como Penélope Cruz, Javier Bardem o Antonio Banderas– se define a base de terrazo: un material compuesto por pequeños trozos de piedra y bastante cemento. Es una mezcla que comenzó a emplearse en la Venecia del siglo XV, dada su buena resistencia e ínfimo coste –aprovechaba los trozos sobrantes de la construcción de suelos de mármol–, pero nada tiene que ver con minerales como la pizarra gallega, que también cala con fuerza en este barrio de Los Ángeles. En la metonimia de la industria del “Listos, cámara, acción”, las grandes celebrities pisan terrazzo, sí, pero duermen bajo pizarra gallega.
Autóctona de zonas como la comarca de Valdeorras, fue esta roca ennegrecida la que conquistó a los famosos, llegó a los techos de sus casas y ahora marca tendencia en el país americano. “Lo hizo ya hace décadas”, cuenta Severino González, gerente del Clúster da Pizarra de Galicia, destacando que desde entonces su exportación ha ido ganando terreno en Estados Unidos. Solo el año pasado, las ventas aumentaron más de un 40% respecto a 2021. Ascendieron a 10.000 toneladas por valor de 7,7 millones, el mayor de la serie histórica.
La pizarra gallega triunfa porque “da prestigio” a los inmuebles que la acaban vistiendo, pero lejos de enamorar solo a Hollywood, donde “sigue habiendo encargos”, también brilla en otros estados yankees. Con todo, el salto al otro lado del charco todavía es minúsculo si se compara con los principales mercados. La nación que dirige Joe Biden es la sexta en importancia tras Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica e Irlanda, que en su conjunto compran nueve de cada 10 kilogramos que salen de la comunidad.
En el caso del territorio galo, que en 2022 adquirió unas 139.000 toneladas, “la demanda llega por su tradición en ciudades como Orleans”, indica González, haciendo hincapié en que sus canteras “poco a poco fueron a menos”. “Al final solo quedó una en activo, que cerró hace unos años. Ahora hay distintas obras de mantenimiento que realizar, por ejemplo en los castillos de Loira, que tienen tejados de pizarra”, añade. Y aquí entra en juego Galicia.
A nivel general, la autonomía exportó 307.000 toneladas en 2022, unas 180.000 menos frente al máximo alcanzado en el 2000, según las cifras disponibles en el portal DataComex del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (fueron 489.500). Pese a este bajón del 37% en la cantidad enviada al exterior, solo facturamos un 0,8% menos (casi 234 millones). ¿La razón? El precio de la pizarra gallega, que se elevó un 60% en dos décadas.
Considerando los 20 principales mercados que atiende la comunidad, los países que mejor pagan este mineral son Australia y Bélgica (unos 1,13 euros por cada kilogramo). A ellos le siguen otras regiones localizadas en el norte y que gozan de alto poder adquisitivo como Luxemburgo (1), Canadá (0,87) o Dinamarca (0,86), mientras que en el polo opuesto se encuentra nuestra vecina Portugal (que solamente paga 0,39 euros por cada kilogramo).
Esta diferencia se debe a “varios factores”, apunta González, resaltando que “cada cliente tiene su formato” y “no es el mismo producto el que va a una zona u otra”. “En Francia gusta la pizarra fina, en Reino Unido modelos más grandes”, detalla. De igual manera influye la distancia a la que se remite el pedido o la divisa de la nación a la que llegará, todo ello en un contexto inflacionista que poco ha beneficiado al sector. Si bien queda material de sobra para exportar, “otra cosa es si las circunstancias vienen muy adversas y no es rentable extraerla”.
Conforme aclara el gerente del Clúster da Pizarra de Galicia, que su precio haya aumentado se debe al incremento de costes que han sufrido a lo largo del último año. “Han crecido mucho los gastos, de hecho hay empresas que no han sido capaces de repercutirlo en sus ventas”, dice. Comprensible teniendo en cuenta que la energía eléctrica se ha duplicado, el gasóleo también, los palés han experimentado “impresionantes” subidas y los explosivos varían cada 15 días.
A lo largo del último lustro, el interés que genera la pizarra gallega en el extranjero ha ido a más en Francia (con un aumento en las ventas del 47,8%), Bélgica (65,5%), Irlanda (24,8%) o Estados Unidos (80,1%), primer mercado extracomunitario para la comunidad, pero ha sufrido una caída a tener en cuenta en Reino Unido (-16,8%). Desde el Clúster da Pizarra de Galicia achacan esta reducción al menor empleo de este material en sus construcciones, algo a lo que se suma la “incertidumbre” originada el pasado año por culpa de la guerra de Ucrania. En la nación de Volodímir Zelenski, actualmente asediada por las tropas rusas, las exportaciones del citado material descendieron hasta las 63 toneladas en 2022 (un 76,1% menos frente a las 263,5 toneladas de 2021 o un 81% menos frente a las 332,3 toneladas de 2020) al igual que lo hizo su valor (solo 26.600 euros, un 78% menos que el año anterior). Ambas cifras se sitúan en mínimos desde 2017.
Fuente: El Faro de Vigo
Autor: Jorge Garnelo
Fotografía: Iñaki Osorio