La figura del uro (toro salvaje), de tres metros y medio de tamaño, es excepcional y no tienen precedentes.
La riqueza patrimonial del Valle del Côa se encuentra bajo tierra, tal y como acaba de demostrar el equipo de arqueólogos del yacimiento de arte rupestre Vale do Côa (Portugal) y Siega Verde (España) al descubrir enterrado el grabado paleolítico más grande de la península Ibérica.
Se trata de un uro (toro salvaje) de tres metros y medio y 23.000 años de antigüedad que llama la atención por su gran tamaño, pero que sobre todo servirá para arrojar luz sobre el modo de vida de los hombres del paleolítico al poder ser estudiados los estratos y vestigios circundantes.
“El descubrimiento de la figura más grande conocida en el Valle do Côa y una de las más grandes de todo el arte paleolítico (en este momento solo encontramos dimensiones equivalentes en los famosos uros de la primera sala de la cueva de Lascaux y en la figura de un bisonte incompleta hallada recientemente en una cueva en el País Vasco) no tiene precedentes”, nos confirma Thierry Aubry, responsable técnico-científico del Parque Arqueológico de Vale do Côa y del Museo Côa.
COMPOSICIÓN ARTÍSTICA INÉDITA
Por un lado, el hallazgo sirve para confirmar que habría sido necesario un boceto previo a la hora de grabar las diferentes partes de un animal de tal envergadura, pero además, tal y como explica Thierry, “la existencia de otras figuras grabadas en la misma roca descubierta durante la excavación también es una situación excepcional en la historia de la investigación arqueológica”.
A lo que se refiere el doctor en Geología Cuaternaria y Prehistoria por la Universidad de Burdeos y doctor en Letras, en el área de Historia, en la especialidad de Arqueología, por la Universidad de Coimbra es a la composición artística que acompaña al uro gigante en el panel de pizarra de más de seis metros.
En la parte interior, aparecen –grabadas bajo las técnicas de piqueteado y abrasión– una cierva, una cabra y una hembra de uro, seguida de su cría y, en el sector derecho, se ha identificado otro conjunto de animales que contiene “varias representaciones de uros, venados y caballos, todos superpuestos, que todavía están parcialmente bajo sedimento”.
DATACIÓN DE EVIDENCIAS
A la espera de que se reanude la investigación (las características físico-químicas de las capas arqueológicas que cubren los grabados servirán para datar científicamente dichas figuras ya que es imposible fecharlas mediante el Carbono 14), las evidencias han sido comparadas con el registro de la roca Fariseu 1, identificada en el mismo sitio en el año 1999, lo que ha permitido asegurar al equipo de arqueología que las más antiguas pertenecen a las primeras fases del Paleolítico Superior (hace más de 23.000 años).
Hallado junto a la desembocadura del río Côa, en el municipio portugués de Fariseu que hace frontera con el Parque Natural Arribes del Duero español, este nuevo panel con más de 20 grabados paleolíticos, cuyo descubrimiento ha sido publicado en la revista francesa Archéologia de divulgación arqueológica, aporta aún más valor al Valle do Côa, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998.
LAS VISITAS
Considerada como la galería de arte paleolítico más importante del mundo al aire libre, la estación rupestre también ofrece registros del período Neolítico y del Calcolítico, de la Edad de Hierro, así como de los siglos XVII, XVIII, XIX y XX, por lo que la visita al Parque Arqueológico de Vale do Côa es obligatoria.
Por su parte, en el Museo Côa –diseñado por los arquitectos Camilo Rebelo y Tiago Pimentel– se detalla la forma de vida ancestral en el Valle del Cô, se muestran algunas de las herramientas recuperadas en las excavaciones, se compara el arte de los diferentes períodos paleolíticos (hay una réplica de la roca Fariseu 1, cuyo panel contiene más de 80 motivos grabados) y ofrece una exploración interactiva del santuario arcaico ubicado en el gran anfiteatro natural compuesto por los sitios de Penascosa y Quinta da Barca.
También la Fundación Côa Parque ofrece la posibilidad de realizar una visita guiada nocturna por el parque y una excursión en kayak por el río Cô que incluye, además de la observación de arte rupestre y fauna y flora autóctonas, un picnic a base de productos tradicionales de la región.
Fuente: Condé Nast Traveler
Autor: Marta Sahelices
Fotografía: © Parque Arqueológico de Vale do Côa